domingo, 20 de septiembre de 2009

¿Sigue siendo bella La Venus?


Más de una vez se ha hablado de los cambios y qué decir de los cambios de modas y gusto; sin embargo en arte muchos se conforman con la opinión de los entendidos o con los mitos creados alrededor de artistas y algunas obras en especial y no tienen un criterio propio.

Quién dudaría del misterio de la Gioconda, de lo difícil de “entender” de la pintura de Picasso, de la locura de Dalí o Van Gogh, de la relevancia de Botero sin haberse detenido un instante ante uno estos lienzos o esculturas.

Como estos pocos párrafos no tratarán exactamente de eso termino aquí la introducción para pasar a la a la pregunta del título ¿Sigue siendo “bella”, la Venus?... la belleza es relativa, lo sabemos, va con la época y por eso traigo a esta señora hoy, diosa de la belleza, para ponerla a la luz, no solo del museo del Louvre donde no se ha tomado un descansito desde que fuera presentada por el rey Luis XVIII, sino a la luz metafórica de principios del siglo XXI, que ya el siglo de la luces ha pasado … porque por supuesto cuando de habla de “La Venus” se trata de la apodada “de Milo”, si bien nada tiene que ver con el también afamado chocolate, salvando las distancias pues este se inventó en Australia en 1934, aunque fuera nombrado “Milo” por el tambié griego, el luchador Milo de Crotona, nacido en el sur de Italia (parte de la confederación griega por esa época) famoso por su fuerza (he ahí la asociación con el alimento) nació mucho antes que Praxilteles a quien erróneamente fuera atribuida la escultura de la cual hablamos descubierta en la isla de Milo, tambien griega, hace casi dos siglos e inmediatamente raptada, tras algunas escaramuzas monetarias, por oficiales de la marina franceses quienes se encontraban acantonados por esos lares no sé si como antecedente a su apoyo a la Guerra de independencia de ese país (del Imperio Otomano) desatada un año después del descubrimiento de esta dama por Yorgos Kentrotos en un nicho de lo que fuera un gimnasio, enterrada, ya despojada de sus joyas, decolorida (¿por la falta de sol?) y rodeada de unos cuantos pétreos congéneres ¿qué estaría haciendo tan escondidita allí por siglos con estos caballeros?... siendo una representación de la diosa del amor no hay que dudarlo ni cuenta ha de dar a nadie… lo cierto es que al momento de encontrarla ya andaba descuartizada en sus seis fragmentos (salvajes sus concubinos, ¿eh?)
Como el blog exige cierta extensión en orden de grantizar la lectura completa del materiales publicados dejo para la segunda parte la el nombre del verdadero autor de esta obra así como la historia de otras representaciones, también famosas por su hermosura de la mas bella entre las bellas del Olimpo.

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